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  • Aterrizando la promesa del celular satelital



    La funcionalidad de conexión directa al dispositivo (D2D) representa quizás el ejemplo más visible de cómo las expectativas del mercado y las realidades tecnológicas han divergido.


    Según las promesas de Musk y otros, a estas alturas ya tendríamos videollamadas satelitales en celulares, pero no. Esta divergencia proporciona un contexto importante para proyecciones realistas hasta 2030.

    Desafíos de la conexión directa a celulares de SpaceX / Starlink

    A pesar del lanzamiento de cientos de satélites con LTE (hoy van más de 400), el servicio directo a celular "D2C" de SpaceX impresiona poco, usuarios reportan a penas capacidad de SMS esporádica, mientras servicios de voz, datos o video no existen. La reciente salida de Sara Spangelo, quien fue clave en el desarrollo de la tecnología D2D de Starlink, indica una posible recalibración estratégica dentro de la empresa em el desarrollo de este producto.

    Otra empresa que ha estado empujando D2D es AST Spacemobile, sin mostrar más que algunos experimentos exitosos esporádicos, aparentemente en búsqueda de obtener más valorización en bolsa y capital.

    La física de las limitaciones de energía y tamaño de antenas en dispositivos portátiles seguirá determinando el rendimiento, por mucho que crezca el tamaño de la constelación, por lo tanto no habrá una disrupción competitiva del servicio celular terrestre para usuarios comunes en el corto plazo. Una integración D2D verdaderamente fluida tomará más tiempo del que proyectaban los optimistas. Para 2027, podemos esperar que Starlink logre servicios de mensajería más confiables y tal vez capacidades de voz y datos de banda angosta.

    El enfoque específico de Apple / Globalstar: Lento pero seguro


    La colaboración de Apple con Globalstar ha adoptado un enfoque más específico, centrándose primero en los servicios de mensajería de emergencia y luego iMessage para usuarios de iPhone. Este servicio limitado, pero bien ejecutado, bajo control total de red, protocolos, espectro y terminales, ha brindado una experiencia superior, irónicamente con un número mucho menor de satélites.

    El compromiso de Apple de invertir mil millones de dólares en la actualización de la constelación de Globalstar a la categoría "BigLEO", junto con el desarrollo de chipsets propios que podrían incorporar tecnología RAN de Globalstar y Xcom, dan cuenta de una estrategia a largo plazo. Este enfoque propietario, que elude los protocolos estándar 3GPP y parece lograr así mayor eficiencia, sugiere que para 2028 los dispositivos Apple podrían ofrecer una conectividad satelital significativamente más pulida que los enfoques basados en estándares abiertos, incluyendo potencialmente servicios de voz y datos.

    Esta bifurcación entre enfoques estandarizados y propietarios podría definir el mercado hasta 2030, y los ecosistemas propietarios podrían ofrecer un rendimiento superior a costa de interoperabilidad, lo cual es una suerte de continuidad de la situación actual, en que teléfonos satelitales portátiles provistos por Iridium, Space42 y Viasat todavía no son reemplazables por celulares estándar, a pesar de cientos de satélites LTE apuntando al suelo.

    A pesar de esto, lo que muchos usuarios remotos necesitan no es funcionalidad de banda ancha como la otorgada por la red celular terrestre, y para ellos muy pronto habrá protocolo Internet de banda angosta, capaz de soportar servicios de mensajería instantánea como WhatsApp y Signal, no necesariamente con llamadas de voz ni menos video pero sí con mensajería de audio e imágenes altamente comprimidas.

    M2M/IoT, ahí sí:


    Tanto el "D2C" de SpaceX Starlink como proyectos de menor escala como Myriota y Satelliot, con o sin estándares 3GPP, permitirán a corto plazo que sistemas de comando, control y sensores se conecten de manera casi indistinta entre servicios celulares terrestres y satélites, pues para este tipo de comunicación un ancho de banda mínimo es adecuado y demoras de entre minutos y horas pueden ser aceptables.

    Mientras, las empresas satelitales tradicionales MSS no se quedan mirando. Luego del fallido intento con Qualcomm, Iridium desarrola una iniciativa llamada Stardust para ampliar su red más allá de sus dispositivos actuales. Por su parte Viasat ha estado trabajando con Skylo, comercializando ya un servicio de mensajería satelital para smartphones y desarrollando pruebas de voz con equipos de terceros. Similarmente, Space42 ha demostrado viabilidad D2D con uno de los satélites Thuraya. Si bien estas empresas parecen ir más lento en comparación con el arriesgado camino de SpaceX o la tremenda inversión de Apple, tienen algo importante a su favor: espectro radioeléctrico armonizado mundialmente para la comunicación espacio-tierra. Esto probablemente va a reportar ventajas significativas en los próximos años, una ventaja que SpaceX y otros recién llegados no tienen de momento.

    Esas ventajas posiblemente no se reflejarán en equipos con antenas minúsculas que accedan a Internet o llamadas satelitales, pero sí se traducen ya en servicios adecuados para conectividad de dispositivos desatendidos, en ese vertical vamos a ver competir a empresas satelitales prácticamente uno-a-uno con terrestres, y similar a competencia que hemos visto por la banda ancha satelital, podría ser ojo-por-ojo.

    La competencia en MSS se puede volver especialmente feroz si SpaceX implementa la autorización de la FCC para prestar servicio en banda S fuera de Estados Unidos, aunque esto presenta algunos problemas regulatorios país-por-país y el espectro no está disponible dentro de Estados Unidos, un mercado relevante como para invertir en actualizar los satélites para operar en esa banda.

    En resumen: tanto la entrada de nuevos actores como este re-enfoque de los incumbentes implicará cambios significativos en el panorama de la comunicación IoT, la conectividad de dispositivos en ámbitos como infraestructura y logística verá una disrupción rápida motivada por competencia cruzada entre conectividad celular terrestre y satelital, esto está sucediendo en un plazo corto, con algunos servicios ya entrando a etapa comercial antes de terminar el 2025.

    Más extrapolación: Las consolidaciones que van y vienen.