Intelsat y Hughes han sido escogidos para formar parte de las redes que atienden al gobierno federal de Estados Unidos, donde Intelsat aporta su constelación e infraestructura terrestre además de su relación con terceros y Hughes trabajará específicamente con OneWeb para banda ancha y su futura red Echostar Lyra para M2M / IoT.
En paralelo, Rivada ha encargado a Terran Orbital la construcción de una constelación satelital óptica de órbita baja, con dinero que probablemente viene al menos en parte del fondos gubernamentales y contratistas de defensa. Lockheed Martin y Northrop Grumman también construyen satélites que serán operados directamente por la agencia federal SDA.
Y en esto Estados Unidos no está solo. Mientras que el Reino Unido apoya directamente a OneWeb, que ya planea una nueva generación de su constelación de órbita baja, Europa continental organiza fondos y trabaja con empresas de la zona para la construcción de una eventual constelación de la UE. Canadá no se queda atrás, con Telesat ajustando sus presupuestos y cambiando de proveedor a MDA.
Los ojos del mundo también están atentos para ver qué hace China, que naturalmente tiene sus propios planes para desarrollar al menos un sistema satelital de órbita baja, aunque el proyecto SatNet todavía no parece haber tomado una forma definitiva.
En concreto, hay vida más allá de Starlink, para gobiernos y empresas que no quieran depender de los caprichos o riesgos que asume Elon Musk. Algo de esto ya se nota en la disponibilidad creciente de OneWeb, llegando a América Latina a través de soluciones como Intelsat FlexMove, contratable en la región a través de Globalsat con terminales Kymeta.
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