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  • Ensayo de arma antisatélites crea riesgos orbitales en alturas utilizadas por Starlink y la Estación Espacial Internacional

    El Comando Espacial de Estados Undos informó que Rusia probó ayer 15 de novimbre un misil antisatélite de ascenso directo, o DA-ASAT, que golpeó al satélite ruso Kosmos-1408 y creó un campo de escombros en la órbita terrestre baja de más de 1500 piezas rastreables y probablemente cientos de miles de piezas de más pequeñas.

    El diagrama, producido por LeoLabs, muestra algunos objetos detectados mediante radar.

    Como resultado, la Estación Espacial Internacional recibió una llamada temprana de NASA advirtiendo de la primera intersección con el campo de resíduos y ordenando un procedimiento de reducción de riesgo, con el objetivo principal de proteger a la tripulación en caso de colisión con algún objeto.

    A medida que miles de restos del satélite destruído comenzaron a extenderse, los astronautas recibieron instrucciones de ponerse trajes espaciales y refugiarse en las zonas más seguras de la estación. Los objetos en el espacio de desplazan a velocidades muy altas, lo que significa que incluso un escombro pequeños representan un peligro balístico para la estación espacial y satélites no tripulados.

    La órbita de la estación intersecta con el grueso del campo de resdíduos aproximadamente cada 90 minutos, de manera que el habitáculo orbital pasó a operar bajo una modalidad de reducción de riesgo, organizando sus actividades para que las esclusas entre secciones puedan estar cerradas preventivamente cuando la órbita se intersecta con el campo de residuos.

    El campo de resíduos se concentra centre los 440 y 520 km de altura, y algunos ya han sido observados a más de 600 km de altura, según LeoLabs.

    Adicionalmente a los problemas para la estación habitada, los resíduos podrían intersectar con órbitas de satélites no-habitados, de observación, telecomunicaciones y experimentales. De especial interés es el caso de Starlink, la megaconstelación que está prestando servicios de banda ancha en algunos territorios, dado que sus satélites reciéntemente lanzados se trasladan en órbitas que intersectan el grueso del campo de resíduos antes de entrar en servicio activo a 550 km de altura.

    “Tuvimos el ASAT chino en 2007. Ese ha sido nuestro némesis durante un período de tiempo prolongado. Parece que ahora tenemos otro de estos. Esto no es lo que tenemos que hacer ”, dijo Bill Gerstenmaier, vicepresidente de confiabilidad de construcción y vuelo en SpaceX y ex director de los programas de vuelos espaciales tripulados de la NASA.

    El profesor Hugh Lewis, que encabeza el Grupo de Investigación Astronáutica en la Universidad de Southampton y es especialista en modelado de chatarra espacial, dice estar viendo simulaciones que predicen encuentros entre fragmentos mayores a 10 cm en todas las alturas ocupadas por Starlink, a velocidades relativas de 3 a 15 km/s.

    También es posible que, a medida en que se siga expandiendo el campo de resíduos, el riesgo se extienda a un abanico más amplio y afecte órbitas en uso por otras constelaciones en LEO y MEO.

    Funcionarios del Gobierno de Estados Unidos enfatizaron los peligros a largo plazo y las posibles consecuencias económicas globales de la prueba rusa, que ha creado peligros para los satélites que brindan servicio telefónico y de banda ancha, pronóstico del tiempo, sistemas GPS, entretenimiento a bordo, radio y televisión por satélite.

    Thierry Breton, comisionado de la UE a cargo de la política espacial de la Unión Europea, tuiteó el martes más tarde para "sumarse a las condenas más enérgicas expresadas contra la prueba realizada por Rusia el lunes".

    El gobierno británico también se pronunció sobre la prueba, el secretario de Defensa del Reino Unido Ben Wallace expresó que “esta destructiva prueba de misiles antisatélite realizada por Rusia muestra un total desprecio por la seguridad, la protección y la sostenibilidad del espacio”, agregando que "los escombros resultantes de esta prueba permanecerán en órbita poniendo en riesgo los satélites y los vuelos espaciales tripulados durante los próximos años".

    Durante la tarde del día siguente, Rusia confirmó el ensayo, negando que sus efectos generen riesgo y jactándose de la exactitud "de joyería" de la operación, pero asumiendo al mismo tiempo que algunas de las piezas resultantes ya se han agregado a su catálogo de objetos peligrosos en órbita.

    A esto, Sue Gordon, ex subdirectora principal de inteligencia nacional de Estados Unidos respondió horas después que "nadie comprende el entorno espacial tan bien como Rusia", agregando que "estos son actores espaciales con mucha experiencia".