China también quiere hacer un sistema de órbita baja, y su proyecto se llama Hong-Yan Xing Zuo, o simplemente "Hongyang". Se basaría inicialmente en unos 60 satélites y 20 estaciones terrenas distribuidas por el globo.
El comunicado en China Daily hace hincapié en aplicaciones civiles, incluyendo recolección e intercambio de datos, identificación y rastreo de navíos marítimos y aeronaves, broadcasting de video y audio además de ayuda de navegación y comunicación de emergencia en conjunto con el sistema Beidou.
"Una vez que la red satelital esté formada, beneficiará a muchos sectores, incluyendo la industria marina, pronóstico del tiempo, transporte, protección ambiental, geociencias, prevención y respuesta a desastres", expresó Sun Weigang, ingeniero jefe del conglomerado estatal.
La nota menciona que para el año 2020 la actividad espacial comercial de China podría alcanzar los 30 mil millones de yuan (US$4.6 mil millones) por año.
Pero hay dos "elefantes en la habitación" en relación a esta noticia y también a una publicada previamente:
Por un lado, la tecnología de comunicación satelital, además de aplicaciones civiles, presenta importantes ventajas militares, y desde el incidente de la destrucción experimental de un satélite en órbita en 2007, la comunidad internacional no confía tanto en el programa espacial chino.
Adicionalmente, para poder "pisar" tierra con señales desde el espacio y vice versa, un sistema como este necesitaría licencias en todos los países del globo, y con la existencia de otros sistemas que vienen, además de los sistemas que ya hay, no es que abunde espectro electromagnético ni menos aún que los países estén ansiosos de dárselo a China.
Si este proyecto deja algún día de ser de papel, va necesitar aprobación de occidente para operar. Suerte con eso.
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