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  • Con unos pocos satélites en órbita, ya empiezan los problemas de coordinación espacial entre megaconstelaciones

    La Agencia Espacial Europea (ESA o European Space Agency) se vio obligada ayer a desviar un recurso espacial debido a la inminente colisión con uno de los nuevos satélites de Starlink, la constelación de órbita baja que SpaceX comienza a poner en órbita.

    "Por primera vez, la ESA ha realizado una 'maniobra para evitar colisiones' con la finalidad de proteger a uno de sus satélites de colisionar con una 'mega constelación'", dijo la ESA en Twitter.

    La "mega constelación" a la que se refirió la ESA es el sistema de banda ancha Starlink de SpaceX, que se encuentra en las primeras etapas de implementación y que eventualmente podría incluir casi 12 mil satélites. Se tuvieron que tomar medidas porque el satélite Aeolus de la ESA y un satélite Starlink estaban en un curso que tenía una probabilidad mayor a 1 en 10 mil de colisión. Según la ESA, el satélite de observación de la Tierra Aeolus "disparó sus propulsores, alejándolo de un curso de colisión con un satélite SpaceX en su constelación Starlink".

    SpaceX explicó en un comunicado hoy que "inicialmente no tomó medidas debido a las primeras estimaciones de que el riesgo de colisión era mucho más bajo de lo que resultó", agrega el informe. SpaceX dijo que se habría coordinado con ESA para evitar una colisión una vez que las estimaciones empeoraran, si solo el error del sistema de alertas no hubiera impedido que SpaceX obtuviera una actualización sobre la probabilidad de colisión. SpaceX dijo que está tratando de solucionar el error evitar tales percances en el futuro.

    La situación, si bien se resolvió bien y además correspondía a una probabilidad baja, releva el problema que podría implicar el riesgo de colisiones cuando la constelación de SpaceX sea 200 veces más grande, como está planificado, lo cual implica una probabilidad 200 veces la actual.

    A pesar que SpaceX declaró previamente que estos satélites contarían con inteligencia a bordo y capacidad autónoma para evitar colisiones, el mecanismo no se activo en esta ocasión y no se ha visto si realmente funciona y tiene efectividad.

    Holger Krag, encargado de la Oficina de Chatarra Espacial de la ESA, declaró que el caso muestra "la necesidad urgente de una gestión adecuada del tráfico espacial, con protocolos de comunicación claros y más automatización". Agregó que "así es como el control del tráfico aéreo ha funcionado durante muchas décadas, ahora los operadores espaciales deben reunirse para definir la coordinación automatizada de maniobras".

    Si la conjunción hubiera tenido lugar, a unos 320km de altura sobre el océano al Sur Oeste de Australia, el campo de residuos resultante podría haber creado problemas tanto para Starlink como para otras constelaciones de órbita baja.

    Más información en Ars Technica.