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  • Otra nueva posibilidad de propulsion: el motor de microondas

    Un grupo de investigación en el Centro Espacial Johnson parece haber probado con éxito un sistema de propulsión eletromagnética en el vacío, desafiando la física clásica y generando la expectativa de satélites más baratos y viajes interplanetarios factibles.

    El impulsor electromagnético es básicamente una cavidad generadora de microondas, de las mismas que hay en nuestros hornos caseros, que genera impulso mediante conversión directa de energía eléctrica gracias al vacío cuántico creado por partículas virtuales.

    El proyecto, bajo el mando del Dr. Harold “Sonny” White, es consistente con experimentos llevados a cabo por equipos en el Reino Unido (Roger J. Shawyer, 2000) y China (Juan Yang, 2010). Pero donde las experiencias británicas y chinas se llevaron a cabo con equipamiento de mayor tamaño y en atmósfera, el equipo del Dr. White ha logrado reproducir el efecto a menor escala y en el vacío.

    La teoría de Roger Shawyer y los resultados experimentales que dice haber obtenido desde el 2001 han sido vistos con gran escepticismo por la comunidad científica. No obstante, el equipo NASA ha generado un modelo computarizado que da cuenta de lo ocurrido en los experimentos de los tres equipos, confirmado que no parece ser ciencia ficción y dibujando el camino para un experimento de mayor escala y al vacío.

    Por su parte Guido P. Fetta, de la empresa Cannae LLC, dice haber realizado experimentos construyendo un motor similar usando superconductores, aunque no ha publicado toda la información para ser revisada por la comunidad científica.

    Enormes implicaciones para la industria espacial:

    Si por ejemplo el motor desarrollado por el equipo de Yang se instalara en la Estación Espacial Internacional, esta podría de manera autónoma mantener la altura de su órbita sin necesidad del impulso que se le da periódicamente mediante motores de naves visitantes. Ello disminuiría los costos y alargaría la vida de la estación.

    Pero eso no es todo. Este tipo de motor, al basarse en energía eléctrica y no requerir combustible líquido ni sólido, permitiría bajar a 1/3 la masa de los satélites actuales (que deben gran parte de su masa al combustible necesario para mantener sus órbitas). Un satélite destinado a una órbita geoestacionaria podría colocarse por poco dinero en órbita baja y el satélite podría autoimpulsarse hasta la altura geosíncrona en 36 días usando energía solar.

    Adicionalmente, en teoría un vehículo con 6 pasajeros, dotado de un reactor nuclear y motores electromagnéticos, podría ir a la Luna y volver en 4 horas, o llegar a Marte en 70 días.

    Más detalles en NASASpaceflight.com y Wikipedia. Ver también El Efecto Woodward.