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  • Argentina trabaja en su primer cohete espacial

    Con una altura de 33 metros y un diámetro máximo de 2,5 metros, este lanzador podría despegar entre 5 y 10 veces al año, llevando cargas hasta órbitas polares de hasta 700km de altura y 85º o más.

    El Tronador II está proyectado especialmente para funcionar como un vector de carga de extrema precisión y muy bajo rango de error, con capacidad para enviar al espacio satélites de estructura segmentada. Este tipo de satélites, totalmente innovadores y desarrollados por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), constarán de estructuras segmentadas y pequeñas, cada una con su propio instrumental, con la capacidad de ensamblarse unas con otras en el espacio, o de operar de manera coordinada a modo de constelación o en “clusters”, a una distancia precisa entre sí.

    Este proyecto, actualmente en etapa de desarrollo, ubicará a la Argentina entre los once países del mundo con tecnología para transportar satélites de hasta 250 kilos y su vuelo inaugural está planeado para el año 2015 desde Puerto Belgrano, la mayor base militar de Argentina.

    Para la primera etapa, la más difícil de desarrollar en cualquier lanzador, utilizará 3 motores de 30 toneladas de empuje. Como segunda etapa, se utilizará otro motor de 30 toneladas de empuje, que se entiende que será igual a uno de la primera etapa para ahorrar costes de diseño y producción. La tercera y última etapa empleará un solo motor de 4 toneladas de empuje, para que la carga útil alcance la órbita. La aviónica del aparato estará instalada en esta parte del cohete.

    Las tres etapas funcionarán con el mismo combustible: tetróxido de nitrógeno y dimetilhidrazina asimétrica, ambos compuestos muy corrosivos, ineficientes y en el caso de la dimetilhidrazina, cancerígenos. La ventaja de estos combustibles hipergólicos, y la razón de su utilización es porque son fáciles de almacenar y manejar, además de que no se evaporan una vez cargado el cohete de combustible como es el caso del oxígeno líquido, el hidrógeno líquido o el queroseno líquido, pudiendo quedar cargado para largas estancias de tiempo.

    La ventaja del diseño del Tronador II es que no se necesita un lanzador mediano para poner la carga en órbita, sino que basta con uno pequeño, lo que ahorra millones de dólares en su diseño y construcción.

    Fuentes: Cosmonoticias e Info Blanco y Negro.